Manejo agronomico del cultivo del Apio
Es una planta originaria del Mediterráneo, algunos autores mencionan existen otros centros secundarios como el Caúcaso y la zona del Himalaya. El apio posee raíz pivotante, potente y profunda, con raíces secundarias superficiales. Del cuello de la raíz brotan tallos herbáceos que alcanzan de 30 a 80 cm, de altura. Las hojas del apio son grandes que brotan en forma de corona; el pecíolo es una penca muy gruesa y carnosa que se prolonga en gran parte del limbo.
Dentro de su requerimiento edafoclimaticos; es un cultivo de clima templado, no soporta los fríos a campo abierto, cuando la planta está en el periodo de desarrollo, si ocurre una disminución fuerte de temperatura durante algunos días, puede dar lugar a que la planta florezca antes de tiempo.
Es un cultivo que necesita abundante luminosidad para su crecimiento. El cultivo del apio no es demasiado exigente en suelos. Requiere un suelo profundo, ya que su sistema radicular alcanza gran longitud vertical.
Soporta mal la salinidad, tanto del suelo como del agua de riego. Es un cultivo que exige agua, pero sin que llegue a ser exagerada, en las primeras etapas de su desarrollo, el riego debe ser abundante y regular, si el cultivo sufre escasez de agua en el suelo puede sufrir estrés, por tanto, a una pérdida de calidad.
El apio es cosechado cuando alcanza el tamaño deseado para el mercado y antes que los peciolos desarrollen esponjosidad. Los tallos son empacados por tamaño después de eliminarse los pecíolos y hojas exteriores.