A nivel mundial, factores como el acelerado crecimiento demográfico, la contaminación de los cuerpos de agua, tanto superficiales como subterráneos, y los cambios en los patrones climáticos han generado que la sociedad busque el aprovechamiento de todos los recursos hídricos disponibles, con el objetivo de producir alimentos y materia prima para la industria, recurriendo incluso a fuentes alternas como las aguas residuales
Uso de aguas residuales en la agricultura
La presión hídrica de la generalidad de las naciones se centra en que el 92% del agua disponible se destina a la agricultura de riego, donde un 56% de esta agua se destina a la producción de alimentos, entre los que destacan la producción de granos y cereales que consume el 27% del agua y la producción de carne y leche que en conjunto consumen el 29%.
En este contexto, la perspectiva futura es que al 2050, al menos un 50% del agua que requerirá la agricultura debería ser agua residual, y lo ideal es que ya sea agua tratada, cuyo efluente cumpla los parámetros de calidad del agua para reúso en agricultura, según las distintas normatividades vigentes en los países sobre la materia.
Sin embargo, y entre tanto esto no se cumpla, se deberán buscar alternativas que permitan el aprovechamiento de las aguas residuales pero en un marco de manejo adecuado que disminuya los riesgos de salud para los trabajadores agrícolas y para los consumidores principalmente.
El concepto “aguas residuales” se refiere a aguas de desecho, cuya composición es variada dependiendo de su origen, y clasificándose también en función de esto en: aguas residuales domésticas, municipales, industriales, comerciales, de servicios, agrícolas, pecuarias, y en general, de cualquier otro uso, así como las mezclas de ellas y que son colectadas en la red de alcantarillado, llegando en el mejor de los casos a plantas de tratamiento donde se mejora su calidad con fines de reúso o en el peor escenario son desechadas en cuerpos de agua, convirtiéndose en un problema medio ambiental, que acarrea serias consecuencias ecológicas y sociales.
El vertido de aguas residuales en suelos agrícolas es de larga data. La historia del reúso de aguas residuales en zonas agrícolas se remonta hasta hace más de 2000 años en Grecia. Sin embargo, su práctica se ha generalizado con mayor énfasis durante la segunda mitad del siglo XIX en países
como Alemania, Australia, Estados Unidos, Francia, India, Inglaterra, México, Polonia, Sudáfrica, Arabia Saudita, Argentina, Israel, China, Chile, Kuwait, Sudán, Túnez y algunos países de América Latina.
Actualmente, el reúso de aguas residuales en la agricultura a pequeña escala ha cobrado importancia en la mayoría de los países en vías de desarrollo o en desarrollo, debido a que constituyen un recurso que permite preservar la actividad agrícola o pecuaria de pequeños productores rurales periurbanos, para con un recurso que para la mayoría no representa ningún costo y que por su origen, su disponibilidad no depende de la estación del año. Asimismo, ya que su aprovechamiento se hace en la mayoría de los casos sin planeación ni manejo adecuado, se reconoce que tal práctica representa también un importante riesgo de salud pública
Créditos: Instituto Mexicano de Tecnología del Agua y el Ministerio de Medio Ambiente y Agua de Bolivia. Edición y Fotografías: IMTA y GIZ en Bolivia