El amaranto (Amaranthus spp) es uno de los cultivos más antiguos de América, la superficie de siembra se ha incrementado tanto por sus cualidades alimenticias que posee (17% de proteínas, carbohidratos asimilables, vitaminas y minerales) como por su capacidad de adaptabilidad a la mayoría de las condiciones climáticas de México, en forma comercial se siembra en los estados de Tlaxcala, Morelos, Hidalgo, parte del D.F y Michoacán, por lo general su grano es utilizado en la elaboración de dulces llamados “alegrías”, sin embargo se han hecho estudios aislados sobre la potencialidad de utilización como un complemento en la composición nutritiva de las harinas y tortillas.
Manual para la producción de amaranto. Cultivo, cosecha y poscosecha
El AMARANTO aporta energía como los cereales, proteínas como las leguminosas, vitaminas y minerales como las verduras. Es fuente de Vitaminas A, B, C y D, Potasio, Calcio, Hierro y Fósforo. Contiene lisina, un aminoácido raro en otros cereales que ayuda al crecimiento, formación de enzimas, anticuerpos, obtención de energía y síntesis de proteínas. Las calorías que aporta el Amaranto superan las de la avena.
Esta semilla llega a contener hasta el doble de proteínas y siete veces más fibra que el arroz. Aporta 10 veces más calcio que el trigo. Son fuente de folato esencial en la formación de los glóbulos rojos y material genético, importante para la fertilidad. Contiene entre 5 y 8% de grasas saludables, entre ellas el escualeno, un tipo de grasa precursora de colesterol “bueno”. Su aporte de Magnesio relaja las arterias y venas reduciendo la hipertensión y arritmias cardíacas. Ayuda a mantener los niveles de glucosa en sangre.
Su alto contenido de almidón aglutina y arrastra moléculas del colesterol que se obtienen a través de la alimentación. Más de la mitad de las enfermedades infantiles están asociadas a la falta de nutrición. Recomendamos incluir el amaranto en la dieta cotidiana en combinación con maíz, frijol, calabaza, garbanzo, cacahuate, verduras y miel.