Guía técnica de cultivo de olivo
El olivo es una especie típicamente mediterránea capaz de soportar períodos anuales de lluvia y frío, así como largas sequías y elevadas temperaturas. Aunque es una especie rústica presenta también una serie de requisitos que limitan su área de distribución preferentemente a zonas de clima mediterráneo. Es sensible a las heladas, si bien, soporta temperaturas de 8°C-10°C bajo cero (aunque la resistencia al frío es una característica varietal), siempre que:
- No se prolongue durante muchas horas.
- Que el deshielo se verifique con lentitud.
- Que no se encuentre en actividad vegetativa.
Las altas temperaturas son perjudiciales, sobre todo, durante el período de floración. Unidas a una fuerte insolación pueden causar daños en los troncos y ramas. Aunque se encuentra el cultivo de olivo con escasas precipitaciones anuales (200 mm) y en zonas con abundantes precipitaciones (1.000 mm), el olivo parece desarrollarse mejor en áreas con una pluviometría comprendida entre los 600-800 mm/año.
La excesiva humedad atmosférica, el rocío y las nieblas además de favorecer el desarrollo de enfermedades criptogámicas pueden provocar el desprendimiento de las flores. Es poco exigente en cuanto a suelos, no obstante tiene ciertas preferencias:
- Suelos con pH comprendido entre 6-8,5.
- Contenidos en ClNa inferiores al 0,1%.
- Suelos sueltos, franco-arenosos.
- Permeables de naturaleza caliza.
- Con buen drenaje y aireación.
Los terrenos encharcables durante largos períodos ya sea por proximidad de la capa freática o por mal drenaje son limitantes para esta especie. Su capacidad para desarrollarse en suelos de poca calidad y su resistencia frente a la sequía le permite ocupar aquellos terrenos no aptos para muchos otros cultivos. Está presente en laderas con fuerte pendiente en donde la erosión ha eliminado la parte más fértil del suelo.
Esta versatilidad ha llevado a la existencia de plantaciones en zonas marginales donde es difícil aumentar la productividad y por lo tanto su rentabilidad (acceso difícil y complicada introducción de mejoras). No obstante, en estas zonas marginales tradicionalmente se ha mantenido con escasas intervenciones culturales ejerciendo un papel importante como protector del suelo, por lo que es cuestionable el beneficio que pudiera derivarse de su arranque para sustituir ciertas plantaciones marginales por especies forestales.
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