El jengibre es una planta que se cultiva para aprovechar su raíz en forma de rizoma, principalmente para usos alimenticios y medicinales, sin embargo, es un producto que tiene también el potencial de producir aceite esencial, lo que le da una gran ventaja como alternativa de diversificación, ya que la variedad de mercados a los que se puede orientar la producción, permite hacer un mejor aprovechamiento de todo el producto, reduciendo al máximo el desperdicio del denominado “rechazo”.
Guía de cultivo de jengibre
Esta guía de cultivo incluye importante información que permitirá al agricultor seleccionar un buen sitio, de acuerdo con los requerimientos edafoclimáticos, preparar planes fitosanitarios para el manejo integrado del cultivo, con un enfoque agroecológico, que a la vez que es amigable con el ambiente, reduce y hace más eficiente la inversión para la reducción de daños ocasionados por plagas y enfermedades. Se ponen a disposición datos sobre la productividad media tanto de materia verde, como de materia seca, así como rendimientos estimados de aceite esencial.
El material está dirigido a productores agrícolas y técnicos quienes cuentan, en general con un buen manejo de términos agronómicos que facilitarán su aplicación en campo, se pretende promover el cultivo de esta planta, especialmente con fines de extracción de aceite, aunque al momento de la clasificación de la materia verde, podrá obtenerse material vegetativo de distintas calidades que puede destinarse a distintos mercados tales como, usos culinarios y medicinales, mientras que la extracción de acetite permitirá generar ingresos adicionales que, mejorarán la rentabilidad y aprovechamiento del producto.
Debido a la escaza experiencia de campo en cultivo a nivel comercial de esta planta, muchos de los datos incluidos corresponden a experiencias generadas a pequeña escala, tanto en lo relativo a la producción de materia verde como a los rendimientos de aceite luego del proceso industrial, lo cual es muy influenciado por prácticas post cosecha, que deberán ajustarse con las experiencias e investigaciones locales que se generen en el futuro.
Los principales factores a tomar en cuenta para una adecuada siembra de jengibre son: clima, suelo, propagación de material vegetativo y por último la selección y siembra de las semillas; todos esos aspectos garantizan buenos rendimientos y garantiza la calidad de la cosecha. Se recomiendan buscar suelos, climas, temperaturas y lluvias tal como se describe en los párrafos siguientes.
Los mejores suelos para el cultivo del jengibre son los humíferos, ricos en materia orgánica, sueltos y con drenajes ligeros como los suelos franco o franco-arenoso, que faciliten su libre desarrollo y eliminen la posibilidad de pudrición de sus rizomas, con pH entre 5,5 y 7,5. No es recomendable establecer el cultivo en suelos arenosos muy gruesos y arcillosos muy compactos, ya que contribuyen generalmente a que la plantación no se desarrolle adecuadamente y en consecuencia se obtengan rizomas en cantidad y peso muy limitados.
La fertilidad del suelo no es una limitante para el cultivo, ya que en suelos poco fértiles un programa de fertilización adecuado hace factible su utilización. Otra característica importante del terreno o suelo donde se cultivará el jengibre en extensiones grandes, es que permitan la mecanización.
El jengibre se adapta bien a una gran diversidad de condiciones de humedad, algunas variedades pueden crecer en regiones con una precipitación anual de 1200 mm, otras se adaptan a regiones hasta de 4500 mm; siempre y cuando el agua no se represe en la zona radical de la planta. Se considera que la precipitación anual promedio óptima para el crecimiento del jengibre es de 1800 a 2000 mm. Es un cultivo que también se puede cultivar en zonas secas, si se tiene un sistema de riego adecuado a las necesidades hídricas del cultivo. Aunque debe resaltarse que el jengibre no soporta épocas secas.