Introducción
Las babosas y caracoles son moluscos terrestres de la Clase Gastropoda (que significa que se arrastran sobre su vientre), siendo la Clase que posee la mayor diversidad de especies dentro del Filo Mollusca, encontrándose especies tanto en la superficie terrestre como en el mar y en agua dulce.
Estos moluscos terrestres son considerados plagas, debido a los daños que causan en jardines, hortalizas y frutales producto de su alimentación, con un hábito alimenticio del tipo “polífago” (alimentación en base a muchas especies). Su aparato bucal se encuentra en la parte anterior de la cabeza, con una serie de dientes que raspan o cortan las plantas hospederas.
Estos moluscos viven preferentemente en zonas templadas húmedas y de temperaturas entre los 12° a 18°C, de hábitos nocturno y tienden a activarse después de una lluvia. Son especies hermafroditas (posee los 2 sexos en el mismo individuo) por lo cual pueden auto-fecundarse, pero es más común el apareamiento entre 2 individuos (cópula reciproca) depositando los huevos fecundados (entre 150 a 500) en lugares protegidos que les proporcionarán la humedad necesaria para su desarrollo.
En el Cuadro 1 se detallan características para la identificación de 4 especies de babosas y caracoles encontrados comúnmente en los jardines y en los huertos agrícolas.
Daño producido por Babosas y Caracoles
Por ser de hábitos nocturnos, el daño a las plantas producto de su alimentación se ocasiona durante la noche, por este motivo no se visualiza la plaga durante el día. Sin embargo, uno puede inferir que el daño fue producto de un ataque de babosas o caracoles al detectarse durante la mañana las franjas brillantes que deja la baba durante el deslizamiento de estos moluscos durante la noche.
La intensidad del daño, y al igual que en larvas de insectos fitófagos, va a depender en gran medida de la densidad poblacional de estas, como también del estado de desarrollo de las plantas, pudiendo producir la muerte en plántulas en sus primeros estados de desarrollo. La evidencia del daño en plantas más desarrolladas se pueden observar en los bordes de las hojas o por orificios de diferentes tamaños (junto con la mancha ocasionada por la baba de plaga) (Figura 1).
En otoño-invierno, el daño producto de alimentación de estos moluscos pueden ser letales en huertos en establecimiento. Si bien existen cebos químicos que controlan con éxito estas plagas, estos pueden ser de alto riesgo para enemigos naturales, animales de granja o mascotas, como también para el ser humano.
Medidas culturales para el control de Babosas y Caracoles en huertos hortícolas
Se ha observado que los daños más frecuentes se producen en sectores cercanos a los bordes de los potreros, donde comúnmente se acumulan restos de cosecha o por la existencia permanente de malezas, de vegetación arbustiva que producen sombra y en acumulaciones de materia orgánica, donde la alta humedad favorece el desarrollo de babosas y caracoles. Por este motivo, una de las primeras acciones a realizar en el predio es la limpieza de los alrededores de nuestro huerto o cultivo, ya que son lugares utilizados por estos moluscos como refugio. Existen además algunas recetas conocidas en las producciones agroecológicas, especialmente a pequeña escala, y que se detallan a continuación:
- Trampas con cebo en el suelo (cerveza): Colocar recipientes pequeños con cerveza (preferentemente cerveza negra) que actúa como cebo a nivel del suelo. Se coloca cerca de las plantas más susceptibles al ataque de babosas y caracoles (a 30 cm). Para que no se llene de agua, se recomienda colocar un soporte con forma de domo (una teja por ejemplo), este domo brindará oscuridad y humedad que le será muy atractivo a las babosas y caracoles, junto con el olor de la cerveza.
- Infusión repelente de ruda o ajenjo: Hervir un manojo de hierbas y flores de esta especies vegetales en 1 litro de agua, agregando 5 gotas de parafina y 1 cucharada de detergente. Pulverizar al suelo y a las plantas durante todo el año.
- Jabón potásico: Disolver 20 gr en 10 litros de agua y aplicar sobre la planta, especialmente en las partes bajas y el suelo aledaño.
- Repelente de ruibarbo: Macerar 500 gr de hojas de ruibarbo, luego se deja remojar en 3 litros de agua por 24 horas, luego se asperja el suelo en los sectores afectados.
- Plantar caléndula alrededor del cultivo: Esta planta es repelente de babosas y caracoles, por lo que conviene incorporarla en los invernaderos.
- Ceniza fuerte: Se llama así a la ceniza que queda de la combustión de madera de árboles nativos y es la que tradicionalmente se usa para pelar el mote. Esta se espolvorea sobre la superficie del suelo alrededor del invernadero o mesas de cultivos.
Fuente: Enrique Felipe Vallejos L., Ing. Agr. M.Sc.; Sigrid Vargas S., Investigadora / INIA Remehue. inia.cl
1 comentario
.uy bueno, muy didáctico